Aquí podéis verme dando los últimos antes de meter la bandeja en el horno.
Es muy divertido jugar con ella, tiene sonidos y si te subes puedes saltar y girar.
En el cole me pintaron de princesa. Me gustó tanto que le he dicho a la profe que me pinte otra vez.
Aquí podéis ver qué bien duermo con mi peluche y mis sábanas de muñequitos.
No me digáis que no estoy "salá" en esta foto.
Este patito del zoo me quería picar y me hacía cosquillas.
Como ya soy mayor puedo comer perritos calientes. ¡Estaba buenísimo!
Después de patear por un parque en Pinto me senté un ratito a descansar.
Me llevo muy bien con el gato del primo de mamá, me deja acariciarle y no me araña.
Así es la cocina de los abuelos de la casa de Hinojal.
Cada vez es más difícil hacerme una foto pero de vez en cuando hasta salgo sonriendo.
Antes mis papis me sujetaban, pero ahora me empujan y me quedo sola.